Permanecí en luz de fuego, asfixiante, mancha de sangre en el pecho como mapa de un violento continente muerto. Miro al cielo a través de humo cargado de grasa humana y dios no estaba ahí La fría y sofocante oscuridad continua por siempre, y quedamos solos. Vivimos nuestras vidas, careciendo de algo mejor que hacer. Mas tarde elaboramos una razón Nacemos del olvido; traemos niños, tan pecadores como nosotros. Vamos hacia el olvido, no hay nada mas, La existencia es azarosa, no tiene patrones, salvo lo que imaginamos tras mirarla por largo tiempo. No significado, salvo el que decidimos imponer. La forma de este mundo a la deriva no ha sido dada por fuerzas metafísicas No es dios quien mata a los niños. No es la fortuna quien los destaza o el destino quien alimenta a los perros con ellos. Somos nosotros... Solo nosotros.
Las calles apestan a fuego. El abismo respira fuerte sobre mi corazón convirtiendo sus ilusiones en hielo, quebrandolas. Entonces, renací, libre para garabatear diseño propio en este mundo moralmente vacío.
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