sábado, 7 de abril de 2012

El Baile de los Ahorcados (Arthur Rimbaud)


En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombrías refriegas,
rígidos paladines, con bardas de cartón.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.




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martes, 3 de abril de 2012

En la búsqueda retorcida...


En la busqueda retorcida
de una bella mujer sin miedos
vine a encontrarme en la vida
a una niña llena de anhelos

A pesar de su corta edad
su mente ya piensa diferente
no digo que este llena de maldad
simplemente es una niña inteligente.

A pesar de saber
una muy buena parte de su historia
cierro mis ojos sin poder ver
una sola figura en mi memoria

Mis ojos no han tenido el gusto de verla
aunque ella no puede decir lo mismo
aunque me conformo con tenerla
como amiga en este abismo.

A pesar de aun no saber
el papel que juega en mi vida
es mi deber reconocer
que es mi apoyo en la subida

Pues sin saber ella es el lago
donde ahogo mis anhelos
pues sin saber ella es el trago
donde embriago mis deseos

Una de sus cualidades principales
hacer las cosas sin pedir nada
una de mis principales virtudes
es darle algo a lo que no pide paga.





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lunes, 2 de abril de 2012

A la Música (Arthur Rimbaud)


Plaza de la Estación, en Charleville

A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre,
y donde todo está correcto, flores, árboles,
los burgueses jadeantes, que ahogan los calores,
traen todos los jueves, de noche, su estulticia.

-La banda militar, en medio del jardín,
con el vals de los pífanos el chacó balancea:
-Se exhibe el lechuguino en las primeras filas
y el notario es tan sólo los dijes que le cuelgan.

Rentistas con monóculo subrayan los errores:
burócratas henchidos arrastran a sus damas
a cuyo lado corren, fieles como cornacas,
-mujeres con volantes que parecen anuncios.

Sentados en los bancos, tenderos retirados,
a la par que la arena con su bastón atizan,
con mucha dignidad discuten los tratados ,
aspiran rapé en plata , y siguen: «¡Pues, decíamos!...»

Aplastando en su banco un lomo orondo y fofo,
un burgués con botones de plata y panza nórdica
saborea su pipa, de la que cae una hebra
de tabaco; -Ya saben, lo compro de estraperlo.

Y por el césped verde se ríen los golfantes,
mientras, enamorados por el son del trombón,
ingenuos, los turutas, husmeando una rosa
acarician al niño pensando en la niñera...

Yo sigo, hecho un desastre, igual que un estudiante,
bajo el castaño de indias, a las alegres chicas:
lo saben y se vuelven, riéndose, hacia mí,
con los ojos cuajados de ideas indiscretas.

Yo no digo ni mú, pero miro la carne
de sus cuellos bordados, blancos, por bucles locos:
y persigo la curva, bajo el justillo leve,
de una espalda de diosa, tras el arco del hombro.

Pronto, como un lebrel, acecho botas, medias...
-Reconstruyo los cuerpos y ardo en fiebres hermosas.
Ellas me encuentran raro y van cuchicheando...
-Mis deseos brutales se enganchan a sus labios...




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Poetas malditos: Arthur Rimbaud


Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Nacido en Charleville el 20 de octubre de 1854 y murio en Marsella el 10 de
noviembre de 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine. Escribió sus primeros versos cuando apenas contaba con quince años y dejó para siempre la literatura a la prematura edad de veinte. Para él, el poeta debía de hacerse "vidente" por medio de un "largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos".

Su padre, Frédéric Rimbaud, capitán de infantería, nació en Dole el 7 de octubre de 1814; y su madre, Vitalie Cuif, era originaria de Roche y nació el 10 de marzo de 1825. Ambos se casaron el 8 de febrero de 1853 y se trasladaron a un apartamento en la calle Napoleónen Charleville, departamento de las Ardenas. Debido al trabajo de capitán de infantería, la pareja no se veía más que en raras ocasiones o en fechas de suma importancia, como el nacimiento de sus cinco hijos: Jean Nicolas Frédéric, el 2 de noviembre de 1853, Jean Nicolas Arthur, el 20 de octubre de 1854, Victorine Pauline Vitalie, el 4 de junio de 1857 (quien murió al mes de nacida), Jeanne Rosalie Vitalie, el 15 de junio de 1858 y Frédérique Marie Isabelle, el 1 de junio de 1860. Después del nacimiento de esta última, la pareja se separó definitivamente, pues el capitán Rimbaud abandonó a su familia y no volvió jamás a Charleville.

La madre se declaró viuda y en 1861 se mudó con sus hijos al número 73 de la calle Bourbon, en un barrio de obreros de Charleville. En octubre del mismo año, el pequeño Arthur entró a la escuela Rossat, donde obtuvo sus primeros reconocimientos.

Figura rígida, obsesiva con la responsabilidad y vigilante en la educación de sus hijos, Vitalie Rimbaud transformó el clima familiar en asfixiante para los niños. A finales de 1862, se mudan de nuevo, pero esta vez a un barrio burgués, en el número 13 de la calle d'Orléans.

En 1865, Arthur entra al colegio municipal de Charleville, donde rápidamente destaca como un alumno brillante y superdotado; obtiene premios en literatura, lenguas y otras asignaturas. Compone en latín fluido poemas, elegías y diálogos. Pero, como dice en su poema Los poetas de siete años, ya desde esa edad estaba lleno de conflictos internos y de sentimientos de rebeldía.

En julio de 1869 participa en un concurso académico de composición en latín con el tema Yugurta, el cual gana con facilidad. El director de su colegio dijo de él entonces: "Nada ordinario germina de esa cabeza, será un genio del mal o un genio del bien". Habiendo obtenido ya todos los reconocimientos posibles a los 15 años, el muchacho se siente finalmente liberado de todas las presiones a las que su madre lo había sometido en su infancia más temprana.

En 1870, durante sus clases de retórica, el colegial entabla amistad con su profesor, Georges Izambard, quien era seis años mayor. Izambard le presta libros, tales como Los Miserables de Victor Hugo, que el joven Rimbaud lee a escondidas de su madre. Aproximadamente en esta época es también cuando edita su primer poema, Los aguinaldos de los huérfanos, que apareció en la revista Revue pour tous en enero de 1870.

Su orientación poética en este tiempo es la de los parnasianos, que por aquel entonces publicaban todos sus textos en la revista literaria El Parnaso contemporáneo. El 24 de mayo de 1870, Arthur, ahora de 15 años, escribe una carta al máximo líder del Parnasianismo, Théodore de Banville, diciendo que tiene 18 años y transmitiéndole sus anhelos: "convertirse en parnasiano o nada" y que publiquen sus textos. Para esto adjunta tres poemas: Ofelia, En las tardes azules estivales... y Credo in unam. Banville responde con afecto a su carta, pero los poemas que Rimbaud envió no aparecieron en El Parnaso contemporáneo.

Entonces comienza a soñar con ir a París y probar un poco del espíritu revolucionario del pueblo parisino; pues en su hogar se aburría mortalmente y los problemas con su madre aumentaban día a día, más que nada por la rebelde actitud que tomaba Rimbaud, como por ejemplo cuando salía a las calles de Charleville llevando carteles de "Muera Dios"

Rimbaud fue convencido por su amigo Charles Bretagne de escribirle una carta a Paul Verlaine, un eminente poeta simbolista, después de no haber obtenido respuesta de otros poetas. Rimbaud envió a Verlaine dos cartas con varios de sus poemas, incluyendo Las primeras comuniones y El barco ebrio. Verlaine quedó intrigado por el talento de Rimbaud y le respondió diciendo: "Ven, querida gran alma. Te esperamos, te queremos" Junto a la carta mandó un boleto de tren a París. Rimbaud llegó cerca del 15 de septiembre de 1871 por invitación de Verlaine y pasó a vivir con él y su esposa. Verlaine estaba casado con Mathilde Mauté, quien tenía diecisiete años y estaba embarazada. Desde entonces Rimbaud no regresó al colegio. En recopilaciones posteriores, Verlaine se expresó de Rimbaud como "un joven con la cabeza de niño, con cuerpo adolescente aún en crecimiento y cuya voz tenía altos y bajos, cual si fuera a quebrarse"

Para marzo de 1872, las provocaciones de Rimbaud, que cuenta ya con 17 años, comienzan a causarle problemas. El joven poeta llevaba una salvaje vida disoluta de vagabundo, embriagado de ajenjo y hachís. Así escandalizó a la elite literaria parisina, indignada en particular por su comportamiento, auténtico arquetipo del enfant terrible. A lo largo de este período continuó escribiendo sus contundentes y visionarios versos modernos. Pero el incidente con Carjat, un eminente fotógrafo de la época, fue la gota que derramó el vaso: Rimbaud, en completo estado de embriaguez, hirió al fotógrafo con una vara metálica. Para salvar a su amigo y tranquilizar a la comunidad, Verlaine envió a Rimbaud de regreso a Charleville.

Rimbaud espera unos cuantos meses en su hogar y luego regresa a París. Entonces inicia con Verlaine una tormentosa relación amorosa, que los condujo a Londres en septiembre de 1872. Verlaine abandonó a su esposa e hijo pequeño (a quienes solía maltratar en extremo durante los ataques de ira causados por el alcohol). Rimbaud y Verlaine vivieron en una considerable pobreza en Bloomsbury y en Camden Town, viviendo de dar clases de francés y de una pequeña mensualidad que les daba la madre de Verlaine. Rimbaud pasó sus días en el Museo Británico, donde "a calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis".

Pero la actitud de Rimbaud, que acostumbraba burlarse y humillar a Verlaine, y la indolencia de Verlaine hacia todo aquello que no fuera el propio Rimbaud, hizo que la relación entre ambos se deteriorara. A principios de julio de 1873 Verlaine no aguantó más y huyó desesperado a Bruselas, dejando a atrás a un estupefacto Rimbaud sin un solo centavo. Un día más tarde, Verlaine le envió una carta a Rimbaud diciéndole que trataría de reconciliarse con su esposa y que, si ella no lo aceptaba, se iba a matar. Rimbaud partió de inmediato a Bruselas y se reunió allá con Verlaine y con la madre de este. Pero después de varias discusiones, un desequilibrado Verlaine en estado de embriaguez le disparó a Rimbaud en la muñeca; aunque luego mostró un arrepentimiento total y desesperado.

Al revisar su herida, Rimbaud no pensó que fuera grave, así que dejó que Verlaine y la madre de él lo llevaran a vendar y luego a la estación de trenes para regresar a Charleville. Verlaine le rogaba que no se marchara, pero Rimbaud se mostró inflexible. Entonces Verlaine nuevamente comenzó a comportarse de manera irracional, y Rimbaud, temiendo por su vida, llamó a la policía. Verlaine fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal, luego de que se considerara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez fue inmisericorde y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, Verlaine fue condenado a dos años de prisión.

Rimbaud regresó a Charleville y se recluyó en la granja familiar para escribir la única obra que publicaría él mismo, Una temporada en el infierno, ampliamente reconocida como una de las obras pioneras del simbolismo moderno, y donde incluye una descripción de aquella menuda pareja, su vida con Verlaine, su virgen demente, y el esposo infernal. En 1874 regresó a Londres en compañía del poeta Germain Nouveau y terminó de escribir sus controvertidas Iluminaciones, que incluyen los dos primeros poemas en verso libre.

Su influencia en la literatura moderna, la música y el arte es amplia. Rimbaud influyó en poetas franceses posteriores, pero también en los surrealistas, André Bretón, Henry Miller, Anaïs Nin, William S. Burroughs, Pier Paolo Pasolini, Alejandro De Michele, Hugo Pratt, Mário Cesariny de Vasconcelos, Klaus Kinski, Patti Smith, Luis Alberto Spinetta, Bruce Chatwin, Penny Rimbaud, Jim Morrison, Cevladé, Mohamed, Bob Dylan, Richard Hell o Joe Strummer, e incluso en los poetas beats.

Van Morrison escribió Tore Down a la Rimbaud. El escritor de terror Thomas Ligotti es afecto a su obra. Los nadaistas colombianos. Alejandro De Michele, el poeta argentino que integrara el grupo Pastoral, acusó en sus comienzos una clara influencia de Rimbaud en obras como Tía Negra y Hoy, recién hoy. También en el dúo argentino Pedro y Pablo, quienes incluyen en su disco Conesa (1972) el tema "El alba del estío", una versión adaptada del poema «Alba» del libro Iluminaciones. Sin embargo, es sabido que la más fiel seguidora de Rimbaud es la poetisa y cantante punk Patti Smith quien desde su juventud siguió su escuela, hasta ser condecorada por el gobierno francés como poetisa del rock.

También influyó en el decadentismo. Para Rimbaud, "el poeta debe hacerse vidente a través de un razonado desarreglo de los sentidos". Se trata de "registrar lo inefable" y para ello "es precisa una alquimia verbal que, nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de las palabras"; al mismo tiempo, "esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida"


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Carta al Hombre Común

Me niego a vivir una vida común y mediocre, como tú.
¡Yo aspiro a lo máximo, yo lo quiero todo!
Mi vida es una electrizante subida a las alturas, un alcanzar y querer más;
un aterrador descenso a los abismos, donde me degrado hasta lo absurdo;
una tranquila y relajante jornada de reflexión, donde medito sobre mis pasos.
¡Sí, sé que te ofendo contínuamente con mi actitud insumisa,
mis ademanes desafiantes, mi descarada apariencia
y mi excentrico pensamiento!
(Entra la ironía)
¡¡"Y, oh, como cala eso en mi corazón"!! ¡Nunca seré un@ más del rebaño,
nunca seré el ojito derecho de tus llamados "líderes" que gobiernan tu mundo con esterilizantes,
que me miran con ojos vidriosos, chasquean la lengua, me gritan sus palabras vacías
y se preguntan que pueden hacer CONMIGO!!



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